lunes, 4 de enero de 2010

LÍMITES LENGUAJE MACHISMO PURO Y DURO


En un mismo día he dado con dos tipos que ejercen la violencia simbólica del lenguaje. Un lenguaje históricamente aceptado y visto como natural para algunos.

Uno que dice querer ir de fiesta conmigo, "vámonos de fiesta pues" Pero se enfada cuando repara en que no hay nada que hacer con la femme fatal esa, la poco recatada. Y para insultarme únicamente tiene que echar mano de la lógica patriarcal legitimada. Me llama calientapollas y queda impune.


Sigo expuesta al mismo insulto que reconozco desde pequeña, el lenguaje sigue operando como legitimador de la desigualdad y la violencia, se repite el viejo modelo.


Para que no me insulten tengo que encerrarme en la cocina, es decir, no tener influjo en la vida social . Sino voy directa al prostíbulo, lugar históricamente reservado a la mujer pública. Porque en su imaginario sólo hay dos categorías posibles: la puta o la decente, la del burdel o la de los fogones.


Esto está ahí, es cotidiano. Los cambios culturales tienen que darse en el orden simbólico para que se produzca un cambio real. Para que no se insulte y no se violente sexualmente a niñas, jóvenes, mujeres… trascendamos los límites del lenguaje.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Oléeee!estoy contigo Maribel.
Basta ya de topicos.De no poder ser libres por lo que ellos pensaran o porque si haces algo ya se presupone que estás invitando al otro a algo.
Cada uno que se haga responsable de lo suyo y que asuma que un no es un NOOOO!