martes, 12 de enero de 2010

Todo por una llamada inesperada. Una que estudió 1º de BUP conmigo (qué estudias? Bup bup bup) (burros unidos para estudiar). No ha dejado de repetirme que le ha ido mal. Tiene razón. Que su mejor etapa de la vida fue aquella. Que a mi me ha ido muy bien… no sabe nada de mí, pero a juzgar por las miserias que me ha contado de su vida (la droga eh muh mala), la mía podría ir peor.


Todo por una llamada inesperada. Ubi sunt sin muchas ganas. ¿Cómo éramos a los 14 años? Insensatas. Cada día como si fuera el último. Aturdidas. Todo un mundo para experimentar. Vehementes. Amores lapidarios. Irrefrenables. Pasarlo bien en imperativo. Efusivas. Mis amigas = mi única familia. ¡Sobre todo grunge!


Y aquella smells like teen spirit… Si la escucho ahora: ¡lloro! Venimos al mundo en plena generación X. A los 14 admiramos el misterioso suicidio de nuestro ídolo. Jugábamos a ver quien era más extravagante dentro de la aparatosa indiferencia por TODO. El comunismo ya no entraba en nuestros planes.


Y ahora… Generación X en España


Así me va, así nos va



viernes, 8 de enero de 2010

Causas de efectos insignificantes...

Porque pasas algunas tardes aburrida del aburrimiento mirando en la pantalla poemas de otras, porque no te atreves a escribir los tuyos, porque temes a la página word que se te enfrenta, y porque ya pasaron los tiempos de lo extremo y ya empiezas a creértelo. Porque él varia demasiado y aceptaste aquella etiqueta de "mujer que espera", porque quieres vivir en los altibajos, porque la calma no te incita porque no te inquieta. Porque aún fumas para dogmatizar tu pasado excesivo, porque una vez fuiste espontánea (espontaneidad: gran sueño: paraíso, poder, goce) y exclusiva.




Nostalgias de lo que no pudo ser...
pero también, y, por qué no, de las voces primeras

Hace meses que no me tiro por el balcón
ni me corto las venas,
pero hace tiempo también que no leo una página
que me persiga en sueños,
ni escucho una voz, tu voz,
aunque tú varíes
y me estremezcas desde otros cuerpos que no son ya el tuyo.
Hace tiempo que las lágrimas -¿por fin?-
parecen haberse serenado.
La máquina está satisfecha.
(todo esfuerzo ha redundado en beneficios)
Pero las orquídeas ya no más
son el cruce de la flor y la serpiente
y el alma se aburre;
acostumbrada como estaba a los infiernos,
tras un breve descanso
¿ya no es posible el retorno?

Si se han apagado las brasas...
da terror pensarlo sólo.
Me asusta un saltamontes en mi sueño,
erguido en las cenizas, frotando su silueta al infinito
(en una tarde tan en calma)

De Brenda Ascoz

lunes, 4 de enero de 2010

Deseé alguna vez que un poeta me amase...

Deseé alguna vez que un poeta me amase

Ahora duelen sus poemas en mi cuerpo‚
algo de mí que en él se reconoce hasta quebrar la imagen
de todo lo que fui.
Ahora deseo que me amase tanto que dejara de amarme
y sus palabras fuesen nieve
que el sol de junio fundiese entre mis pechos‚
allí donde su aliento insiste en acallar
esta tristeza antigua que siempre me acompaña.

De "Semillas para un cuerpo"
Chantal Maillard


LÍMITES LENGUAJE MACHISMO PURO Y DURO


En un mismo día he dado con dos tipos que ejercen la violencia simbólica del lenguaje. Un lenguaje históricamente aceptado y visto como natural para algunos.

Uno que dice querer ir de fiesta conmigo, "vámonos de fiesta pues" Pero se enfada cuando repara en que no hay nada que hacer con la femme fatal esa, la poco recatada. Y para insultarme únicamente tiene que echar mano de la lógica patriarcal legitimada. Me llama calientapollas y queda impune.


Sigo expuesta al mismo insulto que reconozco desde pequeña, el lenguaje sigue operando como legitimador de la desigualdad y la violencia, se repite el viejo modelo.


Para que no me insulten tengo que encerrarme en la cocina, es decir, no tener influjo en la vida social . Sino voy directa al prostíbulo, lugar históricamente reservado a la mujer pública. Porque en su imaginario sólo hay dos categorías posibles: la puta o la decente, la del burdel o la de los fogones.


Esto está ahí, es cotidiano. Los cambios culturales tienen que darse en el orden simbólico para que se produzca un cambio real. Para que no se insulte y no se violente sexualmente a niñas, jóvenes, mujeres… trascendamos los límites del lenguaje.