lunes, 6 de julio de 2009

DANZA DE LA OSCURIDAD

Una fisura en el orden edípico que surgió en Japón a partir del horror de Hiroshima y Nagasaki: el CUERPO abandonado su peso se introduce en la vida inconsciente y se reconecta con la naturaleza ..sin mayúsculas.. Cuerpo en contacto con su humanidad más atávica, por la vuelta a los orígenes o la ilusión de no entrar a formar parte de la civilización. La finalidad es acurrucarse, recogerse en el propio interior, olvidar la imagen que tiene el cuerpo de sí mismo y la represión que acompaña siempre a lo simbólico. Un lenguaje semiótico del cuerpo, un GOCE recóndito de la deformación, desestilización, ruptura, brecha en el centro de la razón. "Un vaso llenado de agua a punto de desbordarse, esto es butoh."
Yo misma experimento estos días la gran dificultad de desaprender, olvidar la lógica, desnudarme de los disfraces del ego, "no juzgar lo que hago". El primer contacto con este tipo de representación, nos causó a una amiga y a mí, perplejidad y rechazo. La náusea ante el teatro de Artaud también significó un impacto cruel. Nadie dijo que fuera cómodo. La exteriorización (o su intento) de lo reprimido provoca repulsión, pero también libera, en cada convulsión del cuerpo se segrega un nuevo conocimiento del mismo, cada DEFORMACIÓN que recuerda los efectos de la bomba atómica, nos pone en tensión entre nuestra cultura y nuestras fluctuaciones más elementales. Juntos y no solos porque "no podemos vivir una soledad dichosa sin los otros / no podemos vivir una compañía plena sin la soledad dichosa"
La imposibilidad de interpretación también inquieta al cogito acostumbrado a discriminar, la forma de llegar a este cuerpo ¿descontextualizado? es la invalidación de lo dado. Sin juzgar porque el método para llegar a sentir la VITALIDAD de la que nos fueron despojando nada más nacer, es la emoción sin pensamiento. Experimentar (sin pensar) qué es la sexualidad, la violencia, el placer y el dolor corporal en su ser más íntimo, mediante la deconstrucción de la corporeidad enmarcada y educada.

Tal vez sea una manifestación más del fracaso en la consecución de estados ideales del alma, o un espejo más de la búsqueda de trascendencia mística. Aunque así sea, reconocer las limitaciones propias, del cuerpo, de la mente, implica autonomía, FUGA y un autoconocimiento quizás más cercano a la verdad (si eso existiera). La condición humana seguirá siendo un secreto, y su profundidad y esencia, el mito romántico que nunca muere.
(frases entrecomilladas, del profe)

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