jueves, 12 de junio de 2008


“La verdadera vida, la vida al fin descubierta y dilucidada,
la única vida, por lo tanto, realmente vivida es la literatura.”


La memoria nos da identidad, Roy, el replicante humanizado por la conciencia de su mortalidad, en su discurso bajo la lluvia ácida:

“He visto cosas que los humanos ni se imaginan. Naves de ataque incendiadas fuera del hombro de Orión. He visto en la oscuridad el brillo de los rayos de mar centelleando cerca de la Puerta del Tannhauser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.”

¿El relato determina la vida? Yo puedo asegurar que he vivido porque he interpretado mi vida.
Léolo escribe como único camino para no caer al abismo de la locura, la manera que tiene este niño de mantenerse fuerte y cuerdo es soñar, amar, escribir. La imaginación le permite aferrarse a la vida, no estar loco.

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