martes, 28 de abril de 2009

He salido a la calle
en uno de esos domingos soleados
de cielo azul con nubes como borreguitos de algodón.

Uno de esos domingos
en que todo el mundo se casa
y los invitados arrojan arroz
augurando un próspero futuro:
un piso muy mono
un trabajo eterno
la parejita
el mejor coche
una mujer insípida.

Uno de esos domingos
en que hasta los adolescentes
vestidos con chaquetín
sonríen en familia
con el papá saludando a diestra y siniestra,
con el hermanito cuya cabeza y puños ya llegan a los genitales,
con la mamá que empuja el carrito del bebé
o el del supermercado, lo mismo da.

Uno de esos domingos
en que incluso los ancianitos
que se resecan al sol como mierdas de perro
los mozos que descargan cajas de vino
para las güisquerías
los curas en la penitencias de la sotana,
los barrenderos que eliminan
la carroña y los condones
las prostitutas
y los presuntos asesinos
son felices.
Y sin embargo algo me dice
no se bien por qué, que si me volara
la cabeza ahora mismo
nadie, nadie en esta calle dejaría de sonreír.


chinoise

No hay comentarios: