Sci-Fi
Equilibrium es un pastiche pero viéndola me he acordado de algunas historias de Sci-Fi que me han marcado. En Equilibrium la sociedad después de la 3ª guerra mundial decide drogarse para dejar de sentir. Es inquietante la desconfianza que tienen unos de otros cuando se preguntan ¿Can you feel? Y es conmovedor ver a christian bale sintiendo por primera vez cuando deja el prozium –me hipnotizan estas palabrejas-. Bale deja la droga pacificadora de las emociones y llora al ver el amanecer en tetragrammaton, al oír una de beethoven y al acariciar la mano de emily watson.
A los raritos como yo les sonará la historia de Equilibrium, es la misma que en Fahrenheit 451, Mátrix, Un mundo feliz, Blade Runner, 1984, Fantastic Planet... Las sociedades de comodidad absoluta gracias a prótesis imaginables, prohíben la afectividad, la empatía, el arte, para vigilar a la sociedad en tiranías deshumanizadas.
Me sería muy difícil escoger una de estas historias futuristas como mi preferida: Recuerdo que Mad Max me desconcertó por su estética de raves. No escuchamos nuestras alteraciones íntimas, únicamente creemos como verdadero lo que se puede decir con el lenguaje que no es nuestro, como en 1984. En Un mundo Feliz el sexo naturalizado mata el desasosiego que causa la pasión amorosa. Y pensándolo bien… ¿quién quiere sexo sin amor? Los replicantes de Blade Runner también sueñan, y qué elegirías tú si fueras Keanu: Ignorancia y felicidad o conocimiento e infelicidad, Matrix o Sion? Fantastic Planetde un surrealista setentero que imaginaba Oms meditando y haciendo distracciones crueles con los humanos. Fahrenheit 451 es peli de clase de filosofía de instituto. ¡Terriblemente buena! La sociedad de control prohibe los libros, leer equivale a quebrantar la ley porque leer es peligroso, ya me lo imaginaba yo...
Sospecho que los comentarios fatalistas sobre un futuro apocalíptico velan un deseo morboso de que así sea. Además es fácil imaginar que lo peor está por llegar. Y lo peor quizás sea la sutileza (Sion) que sólo nos habilita para observar cínicamente espacios, relaciones, "juegos" sociales como construcciones históricas. Allí donde antes había verdad ahora hay invención, donde antes poesía ahora artefacto.